Sara Chinchilla es puro amor, profesionalidad y buenas vibraciones en todos los proyectos que lleva a cabo. Su lema principal es que hay que poner el alma y lo mejor de una misma en todo lo que haces. Y eso se nota, y mucho, en su cocina y en su trabajo en La Fuente del Gato. Hoy se tornan los papeles y la parte indiscreta del programa web TV, Confesiones Vegetales, se pone del otro lado y es la entrevistada. Hoy somos nosotras las indiscretas que lanzan preguntas para conocerla mejor.
- Luis García y tú, Sara Chinchilla, sois La Cocina de Luis y Sara, ¿cómo definirías vuestra cocina?
Yo definiría nuestra cocina como muy bajada a tierra, cocina muy sencilla, cocina saludable, ya que, como sabéis, evitamos refinados y demás. Y cocina con mucha alma. Pero sobre todo la definiría como cocina muy real. No hay que tener ni grandes ingredientes ni grandes aparatos para poder hacer nuestra cocina.
En Confesiones Vegetales he sufrido los nervios de ser fan con algún invitado.
“Luis y yo somos como el ying y el yang, lo que le falta a uno le sobra al otro”
- Tú eres la reina del fuego, ¿qué destacas de tu cocina y cómo se complementa con la cocina de Luis?
De mi cocina destaco que se puede hacer cocina sana con muy pocas cosas y con ingredientes muy normales. Y me complemento con Luis igual que me he complementado con él a lo largo de toda mi vida y a lo largo de todos estos años. Yo creo que somos el ying y el yang, lo que le falta a uno le sobra al otro. Y dentro de un menú tiene que haber elementos saludables, como parte del crudo y parte del cocinado y cada uno piensa en una de esas partes. Es el complemento perfecto para que un menú sea saludable y para que esté rico.
Nuestra cocina tiene mucha alma y es muy real, no tienes que tener grandes ingredientes ni grandes aparatos para poder hacerla.
- Podemos probar tu deliciosa cocina en La Fuente del Gato, ¿en qué te inspiras a la hora de confeccionar tus menús y preparar nuevos platos?
Me inspiro en las épocas del año en las que estemos, si es invierno utilizo mucha legumbre, mucho pote. Me inspiro en la cocina de siempre, en la tradicional, en la que nuestras madres y nuestras abuelas, cuando tenían tiempo y no tenían que ir corriendo a trabajar a ningún sitio podían hacer. Es una cocina a la cual se le dedica tiempo y mucho amor. Yo me levanto por la mañana, hago el potaje y le dedico muchas horas. Me inspiro en que la gente coma bien y que coma como antes, que no sea todo preparado, de hecho yo no congelo nada, no tengo nada preparado con anterioridad.
“Me inspiro en que la gente coma bien y que coma como antes, que no sea todo preparado”
- Una de las cosas que más llama la atención al visitante de La Fuente del Gato es que la cocina es abierta para que los comensales puedan ver cómo cocinas, ¿cómo se te ocurrió este concepto?
Este concepto no lo tenía yo originariamente, sino que lo adopté. La idea la tuvo Ana Moreno y creo que lo hizo así porque ella impartía cursos. Reconozco que a veces no me gusta porque es una falta de intimidad, es como si alguien te estuviera mirando todo el rato cada vez que coges el teléfono o escribes en una oficina. En este caso igual. Lo que pasa es que yo me abstraigo bastante porque si no me distraigo y no me gusta. Y me parece un sitio donde a mí me gustaría ir a comer, ya que no hay trampa ni cartón, ves lo que estamos echando en cada momento, lo que estamos haciendo, cómo lo estamos haciendo. Es como si vas a casa de tu abuela o a casa de una amiga y te invitan a comer. Yo creo que a la gente esa parte les hace sentirse como en casa.
Me inspiro en la cocina de siempre, en la tradicional, en la que hacían nuestras madres y nuestras abuelas cuando tenían tiempo.
- Además de chef, también destaca tu faceta como formadora, ¿de qué manera te enriquece enseñar a otros tus conocimientos sobre cocina?
Yo soy formadora por Luis, por mí misma me hubiera costado mucho porque no me gusta mucho estar delante de… Me animé también a hacerlo y me nutre mucho pensar que gente que haya venido a nuestros cursos pueda luego llegar a su casa y hacer platos ricos a la gente que quiere y a uno mismo. Luego también te encuentras con el cariño y el respeto que te tiene la gente. Nos nutrimos mutuamente, yo de ellos y ellos de mí. Además no me gusta guardarme las recetas. A veces me viene gente y me dice, “¿me puedes dar la receta? Seguramente no, ¿verdad?” Y yo les digo siempre la receta, claro. Además añado, por mucho que yo te diga al final tú harás tu propia receta y yo tendré la mía. Podemos tener los mismos ingredientes que cada una hará la receta de una forma distinta. Nutre mucho compartir información, es muy bonito.
“Nutre mucho compartir información con mis alumnos y alumnas, es muy bonito”.
- En La Cocina de Luis y Sara ofrecéis muchos servicios, como catering o servicio para hostelería, ¿cuál es vuestro sello de identidad?
Nuestro sello de identidad es el respeto por lo que hacemos y el amor que ponemos en las cosas. Si las cosas no se hacen con amor salen un poco mal o incluso mal del todo. Nuestro sello de identidad es el respeto y el amor que ponemos a lo que hacemos, el tomárnoslo muy en serio, aunque la vida no es nada seria, pero hay que tomárselo en serio.
Me inspiro en que la gente coma bien y que coma como antes, que no sea todo preparado, de hecho yo no congelo nada.
- En el programa Confesiones Vegetales eres la encargada de hacer las preguntas más personales a los invitados, ¿tienes alguna confesión que hacerles a nuestros lectores?
Soy bastante transparente, no me gusta guardarme nada. Bueno, a lo mejor tengo algún secreto inconfesable personal, personalísimo. Pero no, suelo ser muy transparente y enseguida que me conoce alguien yo les cuento vida y milagros porque no tengo nada que esconder. Mi vida tampoco es muy telenovelera, es muy normal.
- ¿Y una anécdota con algún invitado o invitada al programa que te gustaría compartir?
He sufrido los nervios de ser fan. Cuando entrevistamos a Rafa Spunky yo me quedé en estado un poco de shock porque, claro yo sigo a Fangoria desde que tengo uso de razón y les he visto un montón de veces en directo. Y claro, verle y poderle dar dos besos fue como un poco mitomanía. Sobre todo me pasó con Javier Álvarez, compré sus primeros discos y tuve una época muy feliz con su música como banda sonora. Y me gustó muchísimo, me pareció un lujazo de la vida que gracias a que Luis me pidiera que participara con él yo pudiera conocer a personas como Javier. Ahí sufrí hasta el momento mitómano de “estoy nerviosa, por favor y me duele hasta la tripa porque voy a ver a Javier Álvarez”. Y que te dé dos besos, te abrace y haberlo podido invitar a la Fuente del Gato, que espero que no sea la única vez que venga.
Nuestro sello de identidad es el respeto y el amor que ponemos a lo que hacemos, el tomárnoslo muy en serio, aunque la vida no es nada seria.
- En La Fuente del Gato os distinguís por ser un hotel rural vegetariano y, además de vivir con algunos gatos, los protagonistas, sois animal friendly, todo un respiro para la gente que viaja con animales. ¿Crees que es un tema cada vez más superado o aun hay mucho por hacer en nuestro país?
Superado no está porque si estuviera superado tendríamos más sitios donde podríamos ir con nuestros animales. Es cierto que cada vez hay más, en Barcelona hay muchísimos más, pero creo que a España le falta mucho con respecto al cuidado y respeto de nuestros animales. No hay nada más que ver que seguimos teniendo corridas de toros, seguimos teniendo festejos de pueblo con animales como víctimas. Yo creo que hay mucho que hacer, menos que antes, pero todavía mucho. Y gracias a activistas y santuarios, asociaciones, poco a poco iremos avanzando en el tiempo y yo espero verlo y que mis hijos lo vean también.
A España le falta mucho con respecto al cuidado y respeto de nuestros animales.
“Hay que poner alma en todo lo que se hace y buenas vibraciones”
- Uno de los lemas de tu vida y de tu cocina es poner siempre el alma en cada cosa que haces para dejar tu esencia en cada acción que realizas y así dar amor a los demás. ¿Crees que al mundo le faltan buenas vibraciones?
Efectivamente, yo creo que a las cosas hay que ponerles alma. Yo siempre digo que hay que dar lo mejor de ti, entonces cuando ya lo has dado, pues te tienes que ir a otra cosa. Yo creo que la vida son etapas, he vivido muchas, ahora estoy viviendo esta, seguramente dentro de un tiempo viviré otra. Entonces hay que poner alma en todo lo que se hace y buenas vibraciones. Es cierto que no siempre las tienes, vamos a ser honestas. Yo a esta gente que está siempre feliz y sonriente de la vida… no sé (risas) No me creo tampoco eso porque es cierto que es difícil tener siempre buenas vibraciones con todo lo que pasa, pero al menos hay que ser conscientes de ellas, de que hay que tenerlas, de que hay que fomentarlas, de que hay que hacer las cosas con cariño, con alma y que bueno, que aunque algún día tengas un mal día porque todo el mundo los tiene, aunque estés bebiendo batidos verdes siempre, (risas) algún día te levantas con mala vibración. Pero bueno, hay que intentarlo siempre y hay que intentar poder tener un mundo más justo, con más respeto hacia todo. Nosotros mismos los primeros, querernos mucho a nosotros, que muchas veces cuesta, querer a los demás, querer a nuestros semejantes, querer a nuestros animalillos. Yo estoy sintiendo como que hay una nueva ola de gente que queremos que todo sea distinto y que todo sea más normal. Al fin y al cabo como antes, vivir respetándonos los unos a los otros de una manera sencilla. Pero bueno, sí, al mundo le faltan buenas vibraciones, aunque nosotros intentamos poner todas las positivas posibles.
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